Memorias parte 2
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Estaba en frente a una chica rubia cenizo, de ojos verdes
pero de gafas y de dos coletas. ¿Esa era su prometida? No era para nada su tipo
de chica, el prefería a otra chica, de cabellos negros, de ojos castaños quizás,
de piel blanca parecida a la porcelana, vaya aún no podía quitarse de vista a
Japón, sabía que el asiático nunca ocuparía el lugar de su esposa debido a las
tontas reglas de etiqueta en Inglaterra, ni siquiera sabiendo su condición
especial. Además era heredero de la fortuna Kirckland, Kiku sólo serviría como
un amante, un fiel amante, que realmente quería, desde su niñez, extraña mezcla
de rasgos en su persona lo hacían a Kiku especial, la única persona que estaría
en su corazón.
No era que le gustaban los japoneses, no, no era eso, en la
preparatoria había miles de ellos y no se asemejaban a Kiku para nada. Kiku
podía aguantar sus berrinches, de alguna manera siempre le daba cariño, se
mostraba tranquilo y sus emociones sólo eran vistas por él mientras que hacia
los demás podían ser confusas y cerradas. Desde el primer momento que lo vio
con sus cabellos largos, le quedaban hermosos y de alguna manera contrastaban
con su esbelta figura y sus ropas. Lo había conocido desde niño, también con
cabellos algo largos hasta el hombro, se hicieron grandes amigos y se apoyaron
mutuamente ante cualquier adversidad pero esa amistad se acorto cuando el
japonés fue a su tierra natal.
De alguna manera se propuso a ser su novio en secreto, sin
embargo esta idea no era apta para el japonés quien se negó y andaba
confundido. Pasaban los meses y Kiku parecía destacar en los estudios pero
apenas solo tenía vida social. En esos momentos rondaba por su mente ¿Cuándo su
relación se volvió a la que se encontraban ahora?